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Esperando el porvenir de los recuerdos

100 años del nacimiento de Elena Garro

Publicado: 2016-12-05

Este 2016 se celebran cien años del nacimiento de la escritora mexicana Elena Garro (Puebla 1916 – Ciudad de México 1998). En el marco de estas celebraciones se han venido realizando conferencias, coloquios y lo más importante, la reedición de su obra que incluye teatro, cuento y novela. En cada uno de esos géneros Garro ha logrado no sólo un estilo personal sino la ruptura de los cánones por medio de la innovación y la sorpresa. Su obra es multifacética si pensamos en el humor logrado en su teatro (Un hogar sólido), en su innovación en el realismo mágico mediante Los recuerdos del porvenir y sus libros de relatos en los que se expresa con dramática verosimilitud la vulnerabilidad de la mujer (madre e hija) a la sombra del poder masculino (padre, marido). 

Aunque su obra ha sido relegada por mucho tiempo, por razones extraliterarias, hoy en día se vuelve a leer a Elena Garro, salvándola de un injusto olvido. Sin embargo, algunas editoriales amparadas en una falta de ética mercantilista y en la ley de un mercado que por vender es capaz de las más bajas campañas, promociona la obra de Garro como “Mujer de Octavio Paz, amante de Bioy Casares, inspiradora de García Márquez y admirada por Borges”. Aunque han anunciado ya el retiro de esta campaña de márketing que tal vez ya se haya hecho efectivo, vale la pena reflexionar un poco más sobre lo que estas palabras nos dicen. 

 En primer lugar, dado que estamos en el ámbito de la literatura, la alusión a supuestos acontecimientos de la vida personal de Garro implican un retroceso de más de cien años en la crítica literaria, pues desde el formalismo ruso a inicios del siglo XX, se ha buscado acercamientos a la obra de arte que rechazan el biografismo y que apelan a la literaridad, a la estructura del lenguaje, al circuito comunicativo o a la definición social sobre el arte y la escritura en un lugar y tiempo dados. Por tanto, la respuesta ante una escritora parece siempre moverse en el ámbito de la moral, aquella que sigue considerando a la mujer no como artista sino como hija, madre o esposa y juzgándola según esas categorías, biográficas, marcadas por una visión conservadora y patriarcal de la mujer. 

En segundo lugar, aunque en el presente 2016 las mujeres votan, trabajan, administran empresas e incluso dirigen países o, como Elena Garro, son artistas y escriben, siguen siendo juzgadas por su sexualidad, es decir siguen siendo sexualizadas, reducidas a lo que su vida sexual dicta, limitando de ese modo su historia al binomio ya conocido de la virgen o la puta. De modo que por más que las mujeres se esfuerzan por construir un ámbito social en el que se les reconozca como profesionales, la sociedad patriarcal las empuja a la esfera de la sexualidad. 

 Es por ello que su forma de vender la obra de Elena Garro no incluye ningún comentario sobre el tipo de literatura que realizó ni las meritorias innovaciones que hizo a la literatura mexicana y latinoamericana, sino sus deslices sentimentales que además la confirman, para un pensamiento tan estrecho como aquel en el que las mujeres sólo pueden ser buenas o malas, como una mala mujer. Una mujer que no se define por sí misma sino por su relación con un hombre. Se quiere hacer de Garro, no la ejecutora de su obra, sino la inspiradora, la seductora, la amada de buenos escritores, por los que vale la pena que ella sea leída, como si sólo la posibilidad de encontrar infidencias sobre estos grandes hombres fuera la razón de abordar su obra. Una ecuación en la que ella, a pesar de su talento, vuelve a ser invisibilizada y reducida a un segundo plano frente a autores consagrados como Octavio Paz, Bioy Casares, García Márquez y Borges. 

 En tercer lugar, justo cuando estamos más necesitados de una visión positiva de la mujer, de erigirla como sujeto autónomo y pensante en respuesta de una violencia cada vez más despiadada que oprime a la mujer como objeto, es decir, en su despersonalización total, en la negación de su humanidad para hacerla puro sexo. El tipo de publicidad que esta editorial realiza alimenta esa visión que violenta a la mujer, siendo esas mismas palabras violentas. Son palabras que matan, que anulan la posibilidad de la mujer de encontrar un lugar en la sociedad que NO descanse en la sexualidad ni en la relación con un hombre, sino en las mujeres en sí mismas, en sus habilidades y en sus haceres como el que Elena Garro con un sin fin de obstáculos y a la sombra de una de las figuras más consagradas de la literatura mexicana logró, construyendo una obra extensa y compleja que merece no menos que nuestro respeto. Ella, que no cedió al hostigamiento, ni a la precariedad, ni a las amenazas o a la desidia, para escribir, hoy tiene que enfrentar el aniquilamiento de su talento y de su obra por palabras que la reducen a su naturaleza, es decir, a su sexo y los prejuicios sobre él construidos. 

 Me pregunto qué tiene que ocurrir para que el porvenir les otorgue a las mujeres el privilegio de tener el futuro en sus manos y no sufrir el dolor de verlo arrebatado de sus manos cada década después de haber luchado por ser ellas mismas y terminando siempre por ser “las otras”. Los invito a sopreponer prejuicios y saltarse malas campañas publicitarias para leer a una de las mejores escritoras latinoamericanas del siglo XX. Su obra hablará por sí sola y a sus ojos espero que llegue a ser, Elena Garro, la escritora.  


Escrito por

Bethsabe Huaman Andia

Escritora peruana. Crítica literaria. Cinéfila. Vegetariana. Lectora de los libros y de la vida.


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